martes, 12 de mayo de 2009

Librería de vidas... en diario...


Hoy pasé por una librería un poco diferente, única en su clase. Venden y compran diarios. Así es, así como lo leen... venden diarios de cualquier persona que se anima a ir con ellos bajo el brazo y no le importa dar un trozo de su vida por unos cuantos pesos...



Paseando por los estantes ví muchos con tapas duras, tapas blandas, de colores extraños como uno de color yema de huevo con una carita morada que sonreía en una cubierta y otra muy triste en la primera página. Era de una niña (en su tiempo) de 1974, que escribía una carta con sus actividades más importantes cada día (clara definición de un diario), pero además conversaba con un tal Señor Lagui, quien al parecer no hablaba y no tenía contacto con ella... sólo leía su diario en las noches... y lo más raro es que había respuestas... la letra parecía de un desordenado conductual, pues era casi ilegible, alargada, muy separada y la tinta que siempre usó en sus redacciones era color hueso y su pluma se notaba que era estilo fuente... ¿han visto alguna vez una tinta tan rara?



tendré que regresar a dar un vistazo a ese diario porque me llamó mucho mi atención... sobre todo la parte en la que el desconocido describe a la niña con gran detenimiento el interior del cuerpo humano, como si fuese cirujano, porque describe texturas... olores.... y lo más escalofriante... hasta sabores. Descifra con gran maestría y con un lenguaje simple las técnicas de embalsamado, momificación, amputación de miembros, transplantes... ¿es eso normal? :s



Otro diario advertía un texto algo parecido a esto:



Hoy me invade la tristeza, en un remolino sentimental que poco puedo explicar. Es uno de esos días en que todo pudo estar bien. Nada salió mal y au contraire, todo fue excelente. Estoy en medio de una lectura muy amena, de un libro de Joe Hill llamado El traje del muerto. El personaje principal demuestra a lo largo del trama una inestabilidad emocional digna de un cantautor. Incapaz de mantener relaciones largas, lo que lo mantiene a flote es su música, y la únicas relaciones duraderas que tiene: una con sus perros y otra con su empleado.



Algo de esto he visto en mí, reconozco mis patrones de conducta, sé por dónde voy cómo voy a actuar bajo ciertas circunstancias. Reconozco mi debilidad por las mujeres, pero una vez teniéndolas a mi lado, soy incapaz de mantenerlas lejos de ese lado oscuro que tengo en el que las lastimo. ¡Dios! Parece que un doble se apodera de mi mente y simplemente deja salir todo aquello que me callo, que no puedo decir cuando la línea de la amabilidad y la cordialidad está frente a mis pies.



Destruí ese amor con desdén. Fue muy fácil, sólo asesiné la confianza que establecimos ella y yo desde un principio. Acabé con la mirada dulce y amorosa que le tenía, y le propiné una que seguramente apagó el brillo de mis ojos, los mantuvo hundidos bajo mi ceño fruncido y mis palabras de amor, poesía, elogio; se incrustaron en sus oídos como serpientes venenosas mordiendo hasta los tímpanos bajo palabras altisonantes, desgarradoras, incisivas...



Ahora sólo resta recuperar el cuerpo agónico de nuestra relación y darle primeros auxilios... esperando que no sufra otro ataque... pero puedo apostar que sus pupilas ya no se posarán en mí como lo hicieron desde un principio... lo sé... Yo no me miraría igual... de hecho la primera vez que me vi en esta situación me di asco, repulsión, me encerré en una prisión por un rato y decidí no dejar salir ese alter ego. Pero al salir y estar controlado es una fuente infinita de creación... de perfección literaria... de búsqueda de lo humanamente trascendental... Aunque si se desboca es como un huracán, y lo peor es que ataca todo aquello que amo... es como salir un día de tu cama y levantarte, estirarte, y darte cuenta de que tu familia, y todo aquél que te importa ha sido asesinado en tu casa, mientras dormías...



No puedo más... no puedo más...






Las páginas restantes se veían en blanco... y la letra del final se había remarcado unas varias veces, con mucha fuerza, casi atravesando el papel. Un ejercicio que se me hizo interesante fue comprarlo, e intentar imaginar qué seguiría a partir de este punto. ¿Cómo habrá sido su dueño? ¿Tendría doble personalidad? ¿Quién lo hubiese querido así?


Interesante... muy interesante...


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